Uruguay despide a «Pepe» Mujica, un político con carisma e impredecible

El ex guerrillero se apresta a traspasar este domingo la Presidencia. Dejará una huella imborrable en sus apenas cinco años en el poder.0228-EM2701--rt.jpg_88717827

Uruguay despide este domingo a José Mujica, el carismático presidente que gobernó los últimos cinco años y que dejará una huella como personaje polémico, mediático e impredecible. Fue una máquina de lanzar ideas, propuestas y sugerencias en sus permanentes apariciones públicas y a través de dos audiciones radiales semanales en las que hablaba de todos los temas.

Eso le generaba dolores de cabeza a colaboradores, adversarios políticos y hasta la prensa, que a diario se veía sorprendida con modificaciones de la agenda y apariciones inesperadas con las respectivas declaraciones que, muchas veces, eran conversaciones en tono coloquial. «Dice cosas muy bien dichas y hermosas. Manifiesta cosas que hablan de un hombre capaz de transmitir lo que piensa. Sin embargo, lo que sucede es que no sabe llevar eso a la acción en concreto y eso fue lo que pasó durante su gobierno», resumió el ex presidente Jorge Batlle (2000-2005), del tradicional Partido Colorado, de derecha.

Su correligionario y dos veces presidente Julio María Sanguinetti (1985-1990 y 1995-2000) complementó esa imagen. «El pueblo juzga más por lo que ve que por lo que comprende» y «el presidente Mujica es paradigmático ejemplo de esa sociedad globalizada y mediática», declaró sobre el saliente mandatario.

Más allá de las coincidencias, discrepancias o diferencias con la gestión de Mujica y su persona, muchos coinciden, aunque no lo admitan públicamente, que logró desmitificar la figura del presidente de un país, históricamente reservada a hombres con formación universitaria.

La familia de Mujica era de clase media, pero el ex guerrillero devenido en presidente, que no cursó niveles de educación terciaria, conquistó a los pobres y más desamparados con un lenguaje llano y directo y una forma de vida austera. «Desacralizó el poder y rompió con los resabios elitistas», comentó el analista Adolfo Garcé.

Aborto y drogas. Consciente del respaldo popular y el poder político que ello significa, impulsó la ley del matrimonio igualitario, la despenalización del aborto, la regulación del mercado de la marihuana y varias medidas contra la discriminación racial y a favor de las comunidades más desprotegidas. A nivel internacional generó una ola de simpatía y admiración. Fuera de fronteras se le conoce como «el presidente más pobre del mundo» y cada semana era el protagonista de algún reportaje en alguna parte del planeta. «Puede que el mundo no sepa dónde está Uruguay, pero sí quién es Pepe Mujica», declaró esta semana el músico español Joan Manuel Serrat, poco antes del concierto con el que inició una nueva gira sudamericana.

El impacto de su gestión abrió las puertas para que Uruguay esté a punto de conseguir un asiento en el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas y la Secretaría General de la Organización de Estados Americanos (OEA). Mujica se aleja de la presidencia uruguaya con un récord de aprobación popular que llega al 67 por ciento, de acuerdo a las encuestas de opinión divulgadas esta semana en Montevideo, reprodujo el diario La Capital.

La sensibilidad hacia los temas de pobreza y las políticas sociales, así como la política de vivienda son los temas más valorados del actual gobierno, según esas mediciones. La inseguridad y la regulación de la venta de marihuana son los puntos negativos de la gestión, según el analista Ignacio Zuasnábar.

Los críticos. Sus críticos más agudos, entre quienes abunda gente de la izquierda tradicional, desencantada con el Frente Amplio, le han llegado a calificar de presidente bipolar, con un discurso humanista, ecologista y anticonsumista, que contrastó con su gestión de gobierno muchas veces complaciente con el sistema capitalista y las imposiciones de gobiernos poderosos y organismos internacionales. No obstante, su popularidad supera según los últimos sondeos en un 65 por ciento. Mujica asumirá la próxima semana como senador y no descarta volver a presentarse como candidato presidencial dentro de cinco años. «Eso lo decidirá la biología», afirmó.

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